jueves, 3 de agosto de 2017

La deriva


Hace días que quiero charlar esto con vos. No me sale ni descubro qué decir al respecto, pero me gustaría que no se convierta en una bola dentro de mi sistema emocional... no quiero una bola de angustias y de cosas sin tratar. No quiero que sea un recuerdo que surja, inexplorado, en eventos siguientes. No me acuerdo tu voz, no la recuerdo. Durante los primeros diez años mi victoria personal era tener tu voz en mi memoria, pero la perdí. Perdí, también, la imagen nítida de tus manos. Las mías ya no se parecen tanto a las tuyas, me pinté mucho las uñas, me las limo y se nota, también perdí eso. Igualmente te hablo, estamos cada vez más cerca.

- "Sin guía, no" estoy escuchando, recién llegada de tener una charla acerca de la libertad con una compañera de trabajo de otro piso. Esta chica está fascinada por los personajes que se plantan en la vereda de la contrahegemonía y estudió filo en una universidad privada y religiosa. Yo curso en puan hace seis años, los reos no me parecen ya tan fascinantes y en cambio me empezaron a gustar los ingenieros. ¿Me aburguesé? Ella dice que estamos en un sistema de mierda que no nos permite ser libres y yo le respondo siempre lo mismo... que la libertad no se pierde por un sistema, que la libertad está en pensar y que los que ella admira, los contrahegemónicos, están igual de inmersos que los oficinistas. Para mí analizar y esbozar una deconstrucción de mis pensamientos más profundos me hace libre. No me hace menos libre trabajar 8 horas diarias aunque me encantaría poder dedicarle esas horas a algo que me permita otro tipo de entrega. Me hace libre pensar, cuestionarme, decidir habiendo contemplado la mayor cantidad de opciones posibles.

 - Es como un taller de improvisación en el que alguien que improvisa te enseña a improvisar pero te cobra por jugar. Uno termina pagando compañías, como el gimnasio. Pago para no entrenar sola e igualmente no hablo con nadie. Nunca yo me acostumbraré a no recordar tu voz. Tus compañeros de quinto me pasaron fotos tuyas, inéditas. Fue tan especial verte por primera vez, nuevamente, después de 16 años, con esa sonrisa que no recordaba, en fotos que todavía no tengo memorizadas. Gracias a esos desconocidos que me permitieron este reencuentro.

- A mi el desamor me duele lo mismo ahora que a los 20. Hoy me dijeron "adolescente" tres veces por reírme a carcajadas y no poder hablar de tanto que me estaba riendo. Me pasa a veces, tengo que interrumpir mi diálogo porque no puedo parar de reir. Pero estoy tan angustiada por las hormonas que también lloré. Qué día tan intenso.

Empecé a escribir esto ayer por la mañana, lo dejé. A la noche fui a ver a una artista que me encanta y la música me hizo vibrar mucho, muchísimo. Estuve adelante de todo y entregué mi corazón al conocido desconocido, a la artista mágica y a la amiga que fue conmigo. Escuché los temas de mi artista favorita adelante de todo, fui azotada por el pogo hipster y sobreviví. Sobreviví a la necesidad y el deseo de que ese recital fuera eterno, esa música y yo.

 - A veces miro a la gente y, durante unos momentos, cada uno de los seres mirados me parecen los más lindos del mundo. Ojalá lo supieran, ojalá no viviéramos todos tan aislados. Ojalá me correspondan este amor que siento.